domingo, 31 de agosto de 2008

Mi alabanza de victoria

L A O R A C I O N

Al igual que Dios nos habla en la Biblia, los creyentes nos comunicamos con él, y él se comunica con nosotros, mediante la oración. Gracias a Jesucristo tenemos acceso ilimitado a la presencia de Dios. El propio Jesús habla con el Padre Celestial regularmente y cierta vez ofreció a sus discípulos un modelo de oración universalmente utilizado: "El Padre Nuestro" (Mateo 6.9-13)
Con la oración no pretendemos torcer el propósito divino, sino subordinar nuestros deseos a la voluntad de Dios, reconocer nuestra dependencia de él, confesar nuestros pecados, adorarle, rendirle tributo de alabanza, darle gracias, interceder por otros y por último comunicarle nuestras peticiones e implorar su ayuda en nombre de Cristo según su promesa: " De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido."(Juan 16.23-24)

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